domingo, 31 de mayo de 2015

Vigilados

“… En América Latina, la industria del control del delito no sólo se alimenta del incesante torrente de noticias de asaltos, secuestros, crímenes y violaciones: también se nutre del desprestigio de la policía pública, que con entusiasmo delinque y que practica una sospecha ineficiencia. Ya están enrejadas, o alambradas, las casas de todos los que tienen algo que perder, por poquito que ese algo sea; y hasta los ateos nos encomendamos a Dios antes que encomendarnos a la policía.

Eduardo Galeano
(De “Patas arriba. La escuela del mundo al revés”)


Mañana calurosa de 2011. Las agujas marcaban una hora antes que lo habitual. El sol picaba en pila. Peleando con el sueño que la perseguía y los párpados perezosos por enfrentarse a la luz tempranera, la muchacha subió al ómnibus cuando pego la vuelta, rodeando los últimos rincones de Ciudad Vieja y la rambla a plena vista. Allí, alcanzó a divisar a un pibe a los trotes y a otro paseando al perro.
Detesta ese preciso instante al subir en que el chofer le cierra la puerta en la espalda y acelera como en el medio de una ruta desierta, y pega la vuelta justo cuando ya prendida del fierro, su cuerpo se tambalea entre el paso largo y la mano extendida con el dinero y, espera, sin suerte la respuesta del guarda a sus “buenos días” sin ni siquiera mirarla cuando le entrega el vuelto. Se acomodó al fondo para clavar el pómulo contra la ventanilla y poder robarle más minutos al sueño. Pero esa vez, le fue imposible.
Dos voces detrás soltaban en tono alarmante el cuento de siempre.
– ¿No escuchaste anoche, de madrugada?–  preguntó la voz grave.
– No. Es que estaba tan cansada que me dormí enseguida.
– Ah, mija qué suerte, porque yo no pude dormir nadita. Estos piches...
– ¡Otra vez!
–Empezaron a los gritos. ‘Anda a robar como yo, si querés’, gritaba uno. El de cuerdas vocales roncas.
– Ah, yo lo sentí, también, hace unos días.
– Y después empezaron a los tiros. ¡No pude dormir en toda la noche! – soltó, con una mano agarrándose la cabeza, imaginó ella al reconocer la voz.
– ¿No llamaste a la policía?
– Pa’ qué si los milicos no hacen nada. Ta’ todo arreglado Maruja.
– Ayer me contó mi nieta que en la esquina le robaron a un muchacho. Lo agarraron entre dos, lo tiraron a la calle, lo golpearon, le sacaron la mochila y se metieron para adentro.

Para el conventillo que la joven divisa de un tercer piso, aparentemente, construido por un italiano a comienzos del 900. La escena, figurita repetida.
El “típico” conventillo con varias piezas y un patio exterior en el centro, habitado, en aquel entonces, por inmigrantes. Se alquiló durante años, hasta que el tiempo se apodero de él: paredes rotas y húmedas, raíces que se hicieron plantas y lo fueron ocupando y la mugre que se lo comió. Mucha mugre. De sus herederos nada se sabe. La finca fue acumulando una deuda  municipal, a esta altura, seguramente monstruosa.
Hace unos años, había sido desalojado y tapiado por “inhabitable”. Hoy, es uno de los tantos edificios en Montevideo que fueron ocupados por las familias golpeadas por la crisis de comienzos de este siglo, que se ha caracterizado por los avances y la expansión de la digitalización y la información haciendo a un lado a esta gente que no tiene acceso, más que a las nuevas y modernas tecnologías, al respeto y los valores  de una sociedad que supo, siempre, ser desigual.
En el Inventario del Patrimonio de Ciudad Vieja* se hace referencia e hincapié a su valor testimonial “por ser uno de los pocos ejemplos que se conservan tipo conventillo, de mínima presencia en el ámbito urbano. “Se valora su solución tipológica y espacial singular”. Al parecer, entonces, no podría ser demolido, aunque “no aporta valor al espacio público”, se aclara en la página de la institución municipal, que no sabe qué hacer con él.
El conventillo sigue en pie. En la habitación del rincón, las montañas de basura se hacen inmensas. Las ratas están de fiesta. En las de alrededor, telas desgastadas, sucias y agujereadas, que simulan una puerta, albergan a unas pocas familias y funcionan como escondite de tantas víctimas de la pasta base que habitan en ése y otros barrios. Los zombies (algunos armados, de profesión rapiñeros o malandras) que ante la ausencia de turistas –cuando lo cruceros pegan la vuelta hacia otro continente– deambulan, matan el tiempo. A toda hora, entran y salen por un marco en la calle Guaraní, que debió haber tenido alguna puerta en otra época. Hay que ser valiente para respirar al pasar por ese pasillo angosto y oscuro que atraviesan muchos niños y niñas que viven allí.

– A mí me da miedo pasar por esa esquina. Cuando tengo que ir al hospital [Maciel] doy toda la vuelta– sentenció la voz que venía con el cuento.
–Anoche a un comerciante le entraron a robar y lo apuntaron con un revólver. Y en Maroñas un hombre mató a su mujer, y las estaciones de servicio… Todos los días roban una –sentenció la otra voz que repetía los sucesos del noticiero de la noche anterior. Los informativos meten miedo.
– Yo no sé dónde vamos a terminar. Pensar que antes, cuando la Tere y Marquitos eran chiquitos, íbamos al almacén y dejábamos la puerta abierta.
– Ah, yo hago todos los mandados temprano y después me encierro.
(…)

El cuento de siempre. Los de la vuelta, pero no los únicos del barrio. Quizás los peores o los más visibles. Los que (también) meten miedo. Los que generan inseguridad en estas calles, antiguamente de batallas orientales más sangrientas. Los que dos por tres protagonizan la crónica roja de la gran pantalla. Ahora la noticia son las cámaras de seguridad en las esquinas que han pescado a más de uno. Para los vecinos, uno de los pocos aciertos –quizás el único– del “Bicho” Bonomi. Ahora, uno duerme más tranquilo, aunque con palos que atajan las ventanas por si la suerte no acompaña algún pibe chorro en otra zona y le da por volver al barrio.
En estos tiempos todo está bajo control. Algunos dicen que, simplemente, es cuestión de acostumbrarse. Con el tiempo uno se olvida que, chismosa en mano rumbo al autoservice, es observado en tal o cual esquina por las cámaras escondidas bajo los focos que alumbran cada cruce. Y habituarse, también, a responder al saludo escueto y cortante de los pichis cuando les pinta, al menos con una levantadita de cejas o una mirada sin prejuicios. Es que más vale tenerlos de amigos que de enemigos. Como hacen los uniformados de azul. La muchacha, aún espera que los señores policías, le devuelvan la visita. La que le prometieron en agosto de 2013 cuando uno de esos pibes chorros le forzó la ventana de su apartamento en plena madrugada y le llevó varias pertenencias, trepando paredes y azoteas como gatos. Ella ahora se sienta en su comedor sin darle la espalada a ninguna de sus dos ventanas. Sabe que es psicológico, pero al menos no se siente observada. Suficiente en la calle con ser vigilada.


* http://inventariociudadvieja.montevideo.gub.uy/padrones/2511#grado-proteccion-2000



jueves, 28 de mayo de 2015

Cuentan los niños…

Que desde el 26 de mayo, el atrio de la Intendencia se ha visto más colorido. Hasta el 5 de junio se desarrolla la 15ª Feria del Libro Infantil y Juvenil. 


15a. Feria de Libro Infantil y Juvenil en la IM. Mayo, 2015. 

15a. Feria de Libro Infantil y Juvenil en la IM. Mayo, 2015.

martes, 26 de mayo de 2015

Corre tinta

En Día Internacional del Libro. Y a los Canillitas.

El genio de los genios: Johannes Gensfleisch, más conocido como Gutenberg. Su gran invención, la imprenta, fue el hallazgo del siglo XVI. Sus consecuencias fueron –seguramente– insospechadas para él. Se modificaron y alteraron las costumbres culturales y sociales. Es que habían novedosos objetos que revolucionaban las formas de comunicación: el libro y el periódico. La alfabetización alcanzó, con el tiempo, a todas las capas sociales.
Los periódicos se transformaron en el medio cultural de mayor expresión y divulgación y en grandes formadores de opinión pública. Con ellos germinó el concepto de medio masivo y la noción moderna de noticia. Nacía entonces el público lector de noticias. Todos los países abrieron sus puertas al periodismo, mientras escritores afinaban las plumas para grandes novelas y la literatura crecía con creces.
Uruguay no se quedó afuera. En tiempos de la invasión de los ingleses surgió The Souther Star (La Estrella del Sur) un diario bilingüe que relataba los sucesos de la época.* La prensa en los inicios orientales, impresionaba por la cantidad de temas que elaboraba, la buena calidad del papel, la diagramación y los títulos expresivos. Toda una novedad para la época.
Cinco siglos después. Las costumbres han variado por tanto avance tecnológico. Las noticias ahora, acaparan portales y páginas web. No hay medio de comunicación que no la tenga. Pero los diarios en papel y el libro no se rinden. Aún se disfruta de los aromas a tinta y hoja nueva, a papel prensa. Y no estamos tan lejos de aquella realidad.


Plaza de los Treinta y Tres (de los Bomberos). Octubre, 2014.

Plaza del Entrevero. Junio, 2014.
* Daniel Álvarez Ferretjans. Desde La Estrella del Sur a Internet. Historia de la Prensa en Uruguay. Fin de siglo. Montevideo, 2008.

lunes, 25 de mayo de 2015

¿Super héroes?

Este fin de semana, miles de niños y no tan niños, se sumergieron en el mundo de las fantasías entre comics, historietas y personajes, en la 13ª. edición de Montevideo Comics que se desarrolló en el Auditorio del SODRE. Todos sueñan con ser (como sus) super héroes. Ése que los hipnotizó durante horas en alguna pantalla o alguna página. 

















domingo, 24 de mayo de 2015

Botijas de mi país

Las estadísticas dicen que son muchos los pobres del mundo, pero los pobres del mundo son muchos más que los muchos que parecen que son. La joven investigadora Catalina Álvarez Insúa ha señalado un criterio útil para corregir los cálculos:
Pobres son los que tienen la puerta cerrada – dijo.
Cuando definió su definición, ella tenía tres años. La mejor edad para asomarse al mundo, y ver.

Eduardo Galeano
(De “Bocas del tiempo”)


Asentamiento en los accesos de ruta 5 y ruta 1, Cerro. Montevideo, 2012.


Semanas atrás, los medios de comunicación daban a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Salud, Nutrición y Desarrollo Infantil, un trabajo del Instituto Nacional de Estadística, el programa Uruguay Crece Contigo y la Facultad de Economía (Udelar).  Destacaba, entre otros datos significativos, que en los hogares con niños de 0 a 3 años los niveles de desigualdad son más elevados que en la población en su conjunto y que uno de cada cinco niños vive en situación de hacinamiento. A algunas autoridades nacionales les cuesta reconocerlo. La ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, negó –según varios medios de prensa– que los niños, estén pasando hambre. Si así fuera, evaluó, “estaríamos en una omisión absoluta". Sin embargo, el director de la División de Salud de la Intendencia de Montevideo, Pablo Anzalone, reconoció que “el 4% de los niños pasa hambre”. Pero, es algo que “nos cuesta decirlo”, valoró. Si bien la pobreza en Uruguay bajó de 40 a 9%, según el ministro de Economía, Danilo Astori, él reconoció a El Observador “que falta recorrer caminos” porque  “todavía hay niños con hambre, sin duda”. Sí, sin duda. Basta recorrer cualquiera de los barrios de la periferia montevideana, concentrados en el oeste o el norte, para darse cuenta que ésa foto, es parte de nuestra realidad. Triste, pero realidad la fin. 






























miércoles, 20 de mayo de 2015

El silencio grita

A 30 años del retorno a la democracia, una nueva –y cada vez más multitudinaria– Marcha del Silencio, la vigésima, salió de la Av. Rivera y Jackson hacia la plaza Libertad, reclamando Verdad y Justicia por los desaparecidos en la dictadura uruguaya. Fue la primera en la que Luisa Cuesta no estuvo presente, físicamente. 















lunes, 18 de mayo de 2015

Recordando a Mario

Seis años pasaron ya. Aquel domingo, 17 de mayo de 2009, prendí el televisor con pocas ganas. Lo recuerdo. Los informativos anunciaba la muerte de Mario Benedetti.  No era mi santo devoción, pero la noticia me impactó. Como a miles de uruguayos. Ahora, suele sucederme que al ver algunas de mis fotografías, sus poemas me asaltan sorpresivamente como una canción cuando se nos pega y la tarareamos por un buen rato. 


"No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.

(…)

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.
Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.

(...)

Jardín Botánico. Marzo, 2009.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.
Ahora la última nube a resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.
El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.

(…)

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo".

Mario Benedetti


domingo, 17 de mayo de 2015

Con pena y sin gloria

Sin victoria. El clásico dejó sabor a “poco” y “amargo” para los directores técnicos, Pablo Bengochea y Álvaro Gutierrez. Nacional y Peñarol empataron 1 a 1 en la fecha 12 del Torneo Clausura. Iván Alonso hizo el primero y despertó la bronca de los aurinegros. Hernán Novick se encargó del empate y rompió la ilusión de los tricolores.











jueves, 14 de mayo de 2015

El Hincha

Suenan pitos y matracas, bombos y platillos. Gritos, cánticos, silbidos. Vuelan papelitos y se alzan las banderas. Los alrededores del campo explotan. Es la hinchada. Ferviente. Que alienta a su cuadro, a sus ídolos, a los colores de ése escudo que lleva en el corazón (y a la izquierda de la camiseta), en el brazo, tatuado. En el alma. Vaya pésimo o de maravilla, delante o detrás en la tabla de puntajes del torneo, el hincha está. Siempre. Alentando. Y en el mismísimo instante que todo hincha espera, ese momento máximo –al decir de Galeano, “el orgasmo del fútbol”* – todos claman con fervor y sacan fuerzas desde donde no las tienen para ese grito de Gol que les deja el pecho hinchado y la garganta ardiendo a todo fuego. El autor del gol: Un crak. Lo idolatran aunque algunos maldigan su juego y aun su personalidad. Lo mismo da quién es ese cuerpo que viste la camiseta, y mañana, seguro, será parte del rival, por más palos verdes. “Pasála, pateála, pegále”, suelta rabioso si el jugador anda en un mal día o la suerte lo abandona. A veces, es cuestión de suerte. Lo mismo da. El hincha exige. Putea furiosamente si el futbolista es pata dura, si se la pasan por los caños, si erra el penal (y se agarra la cabeza), si la bola rebota en el horizontal o el travesaño, si roza la red, si el tiro salió mal. Es un juego, pero en la cancha nada de eso se permite. Es la humillación al hincha, a su garra, a su devoción, a la pasión y el fanatismo por los colores que simbolizan aquello que no es, tan sólo, cuestión de camiseta. Es puro sentimiento. 

Nacional - Real Atlético MadridEstadio Centenario4 de agosto, 2013. 


Nacional-Wanders. Parque Central. 27 de setiembre, 2014. 

Nacional-Racing. Parque Central. 12 octubre, 2014. 

Nacional-Rentistas. Parque Central. 19 octubre, 2014. 

Nacional-Miramar Misiones. Parque Central. 
10 de mayo, 2014. 

La excusa perfecta. El Club Nacional de Fútbol cumple, hoy, 116 años. El Bolso me acompañó siempre. Desde muy pequeña. Las lágrimas de emoción de mi viejo cuando salíamos campeón, las caravanas, las calenturas de mis hermanos cuando la victoria no era nuestra y también sus emociones. La primera vez que pise el Estadio Centenario era ya bastante grande. Me conmovió ver tanto fanatismo, tanta pasión, tanta garra. Y tanta exigencia del hincha cuando la victoria no era tricolor. Estas imágenes y el texto, forman parte del fotorerportaje que publiqué, por primera vez, en la Lento N°26  (la revista de la diaria) y que acompañan las notas del académico Pierre Arrighi, los periodistas Ricardo Piñeyrúa y Martín Tincho Rodríguez y la socióloga Magdalena Aguiar. Todos opinan y esbozan sobre la vieja problemática de la violencia en el fútbol, un tema que, recién ahora, se pretende legislar. Así lo manifestó Tabaré Vázquez en su discurso presidencial el 1 de marzo. Habrá que ver, si como el hincha, el presidente tiene bien puesta la camiseta.

 * Eduardo Galeano. El fútbol a sol y sombra. Ediciones del Chanchito. Montevideo, 1995.

lunes, 11 de mayo de 2015

Beba

Historia de vida V
 
El sol comienza a aparecer tímidamente detrás de los edificios de Malvín. Y Beba también. Debajo de las sábanas floreadas que hacen tono con las paredes de su dormitorio. Se voltea hacia la ventana, mira el reloj. Abre más los ojos y el sueño la asalta. Es el día que esperó, ansiosamente. Entonces le sonríe a Alfredo que posa en el pequeño portarretrato de la mesa de luz. La mira, serio. Siempre, desde ahí y otros rincones. Frente, un gran espejo le devuelve su imagen. Pero no es hora de detenerse en ello. Las mañanas son de bata y mate amargo que se ceba mientras le da vida a las plantas, les conversa y le echa un vistazo a la heladera casi completa. Y los menús surgen en su cabeza como las noticias de El Espectador. Los dedos cuentan. Esta vez no le alcanzan los de una mano: Andrés, Pablo, Lucía, Inés, Mariana, Florencia y hasta Viky, su sobrina. No todos tienen el mismo paladar, pero Beba conoce cada gusto, cada maña como la palma de su mano.  Sus recetas abundan. Y no hay ninguna que le quede más o menos. Si una vez en la vida no pudiera ponerle empeño a ése plato –por algún malestar (por pocas ganas jamás)– tampoco le saldría.


El teléfono de disco suena. Fuerte. Pochita la pone al día y le pregunta por la telenovela que se perdió por culpa de su también ocupada agenda la noche anterior. Beba le dice que la espere un momentito.  El horno la llama. Se hace el mediodía y los aromas se esparcen por cuanto recoveco hay en su –meticulosamente ordenado– apartamento. Programan el próximo té con “las chicas”, Berta y Amandita, que esta vez será en su casa, entonces hará bizcochitos o scones o la torta preferida de alguna de ellas para deleitar entre ése partido de rummy canasta que Beba se empeña en ganar. Dios dirá. Y ella dirigirá. Sí, en la cocina manda ella.  Solo ella.
El sol se esconde, ahora, detrás de los edificios. La mesa toma color previo al chorro de agua tibia que deja caer sobre su espalda y le afloja el cansancio que simula su maquillaje y tanta sonrisa junta que le revela, ahora sí,  el espejo mientras piensa en tal o cual camisa y el delineador a tono con el trajecito que resaltan su perfil coqueto y disimulan sus noventa.

De a uno van llegando. Tras la puerta los olores se impregnan en las narices y delatan los menús y las panzas cosquillean y la bocas se hacen agua cuando Beba les sonríe y les hace esa mueca en el cachete que muchos niños detestan. Y por fin llega ese momento en que Beba brota de alegría rodeada de tanto nieto y nieta y sus novios y novias (Inés María, Diego, Guzmán y Carlo), y después, los hijos, sus bisnietos que se van sumando al comedor, cada vez más chico, y son ahora los protagonistas y consentidos de Beba.  
Y esa infancia se entremezcla con la de los recuerdos de sus nietos que ya son adultos, y las travesuras debajo de la mesa ni bien los tacos de Beba resuenan en el pasillo en busca de otra bandeja. Risas, bromas y más risas por los chistes que, a veces, a Beba les quedan en el aire pero igual festeja, cuando no rezonga, o más bien, se hace para seguir el juego, pero a nadie convence. Y más risas se hacen dueñas de la noche que Beba quisiera fuera eterna, infinita. Hasta que cae en la cuenta que, todos juntos, ahora, se marchan con los aromas de la abuela y sus vianditas que no tienen más secreto que el puro amor, el ingrediente fundamental en su cocina. Ése que usó para cualquier receta y nos acompaña, todos los días, especialmente cada 12 de mayo al recordarla, este año en sus 98.
Ahora ella está con Alfredo.


Pablo supo mirarla detenidamente: http://www.pabloguidali.com/pages/beba.html#

domingo, 10 de mayo de 2015

Jornada completa


En el Día de la Madre, elecciones departamentales y municipales.

Instituto de Estadística, Facultad de Ciencias Económicas y Administración, Udelar. Montevideo.
Liceo N° 17 Francisco Acuña de Figueroa. Montevideo. 
Instituto de Estadística, Facultad de Ciencias Económicas y Administración, Udelar. Montevideo.

jueves, 7 de mayo de 2015

En la inmensidad del campo

Reclamos incesantes, primero. Cuatro horas y media de debate en la Cámara Baja, después. No fue tan sencillo. Finalmente, y tras la iniciativa del diputado frenteamplista Oscar Groba (Espacio 609), se votó por unanimidad el Día del Trabajador Rural. El pasado 30 de abril, por tercera vez, los peones del campo gozaron de “su” feriado no laborable pago, explícito en la Ley N° 19.000 promulgada en noviembre de 2012.  


“Yo nunca tuve tropilla,
siempre en montao en ajeno.
Tuve un zaino que, de bueno,
ni pisaba la gramilla.
Vivo una vida sencilla,
como es la del pobre pión:
madrugón tras madrugón,
con lluvia, escarcha o pampero,
a veces, me duelen fiero,
los hígados y el riñón.

(...)


¿Qué puede ofertarle un peón,
que no sean sus pobrezas...?.
A veces me entra tristeza,
y otras veces, rebelión.
En más de alguna ocasión,
quisiera hacerme perdiz,
para ver de ser feliz,
en algún pago lejano.
Pero a la verdad, paisano,
me gusta el aire de aquí”.


Atahualpa Yupanqui

martes, 5 de mayo de 2015

Sin menú

En el Día Nacional de Celíaco

Con vómitos y diarrea. Así estuvo Mateo, de un año y medio, durante tres meses. Los médicos no le daban con la tecla. Mientras tanto, luchaba en el CTI. Varios días. Tres semanas de internación. Ya casi sin sostenerse. Una tortura para toda la familia. A los tres meses recién, por descarte, se supo de su enfermedad crónica: es celíaco. De ser un niño "totalmente sano paso a tener desnutrición crónica", dice Adriana, su mamá. Es la primera vez que ella se suma a la marcha por el Día Nacional del Celíaco, que este año se realizó desde la Plaza del Entrevero hacia el Palacio Legislativo. Hace poco supo lo de su hijo, que ahora al ser tan pequeño, reconoce, no padece -quizás- lo que sufren los adultos. Pero "queremos luchar desde ahora para que cuando sea grande pueda tener un lugar donde salir con sus amigos". Es que la inclusión social se vuelve todo un tema. Muchas veces los padres de Mateo han tenido que renunciar a invitaciones de amigos a comer "por ahí". No hay lugar, asegura Adriana. Entonces eso, "te va dejando fuera de la sociedad".
Los exámenes celiacos no forman parte de los controles médicos de rutina. Uno puede vivir comiendo "normal" como cualquiera hasta que la parte física se desintegra. En la mayoría de los adultos, según la mamá de Mateo, sucede eso. Salvo cuando algún familiar lo padece. "Ahí podes pensar o darte cuenta que sos celíaco, si no, no".

Dicen que la cura es la dieta sin gluten. Pero conseguir los alimentos para celiacos (aunque el Mercado Agrícola cuenta con un local exclusivo), también es todo un tema. Adriana se queja de la falta de información que hay en los supermercados: "Hemos encontrado productos que en la etiqueta figura que son para celiacos pero si la lees bien te das cuenta que no". "Queremos que lo que compramos sea seguro y lo podamos comer sin miedo". Además, quienes trabajan no tienen conocimiento al respecto, afirma. Por si fuera poco, existe la alimentación cruzada, porque hay muchos alimentos que se envasan con otros que contienen gluten y ya no se pueden consumir. Todo lo que contenga trigo, avena, centeno y cebada está prohibido para los celiacos. Los menús se vuelven limitados. Excesivamente limitados. Y los costos de los productos no son accesibles a a cualquier bolsillo, especialmente, para una dieta estricta, como se debe.
La ley para investigar al respecto existe. Es la Nº 16.096, pero al parecer, está a la espera que alguien -algún gobernante, por ejemplo- se acuerde de ella para que la personas celíacas puedan llevar una vida, al menos, más llevadera.