domingo, 26 de noviembre de 2017

Pichón de gorrión

“Cuando comience a cantar
habrá mucho silencio aún entre
su música
será posible comprenderla
pero después muy lentamente
la música crecerá
y en el ardiente mediodía
en el mediodía inmenso y furioso
el pájaro y quien le seguía
habrán desaparecido”.

Raúl Gustavo Aguirre
[De El silencio de los pájaros, 
de Horacio Cavallo]

Bello Horizonte, Canelones. 2015.

viernes, 24 de noviembre de 2017

El mate de cada día

Mural realizado por el Jardín 291 y el Taller Bilú. 
Centro, Montevideo. Noviembre, 2017. 

sábado, 18 de noviembre de 2017

La yapa de siete

El desafío llegó a su fin. Y en la red social siguen transitando los chismes, los encuentros, las noticias, los eventos, las novedades más bizarras y hasta las más interesantes, los amores (el de parejas, el de madre a hijo y viceversa, el de los amigos reales), los chismes, si fulanito está con menganita que es amiga de una amiga de la otra amiga que a su vez es amiga de mí amigo y de otros amigos, del pedo que se tiró sultanita en la rambla o en el parque, en la plaza o la playa; la luna, el sol, la muerte, tantos nacimientos, la información, la política, las banderas, la crónica roja, el sensacionalismo, el humor, el chismes (siempre el chisme), la poesía, el cine, el teatro, la escritura, la literatura, la fotografía, lo público y lo privado, la vida misma, el dedito para arriba, lo nuevo (lo visto y lo aún no visto) y millones de publicaciones que le quitan tiempo a uno si las siguiera al pie de la letra y como la red demanda. Y en el desafío quedaron decenas de imágenes afuera.  Entonces, otra, una más, la última.

Día 8: 
La yapa

El interior


martes, 14 de noviembre de 2017

sábado, 11 de noviembre de 2017

Primero de siete

Uno de mis amigos de esa red social por la que hoy transita todo –las alegrías, las tristezas, los chismes, los encuentros, las noticias, los eventos, las novedades más bizarras y hasta las más interesantes, los amores (el de parejas, el de madre a hijo y viceversa, el de los amigos reales), el chisme, si fulanito está con menganita que es amiga de una amiga de la otra amiga que a su vez es amiga de mí amigo y de otros amigos (por ese medio somos como Roberto Carlos: todos tenemos un millón de amigos), del pedo que se tiró sultanita en la rambla o en el parque, en la plaza o la playa; la luna, el sol, la muerte, tantos nacimientos, la información, la política, las banderas, la crónica roja, el sensacionalismo, el humor, el chismes (siempre el chisme), la poesía, el cine, el teatro, la escritura, la literatura, la fotografía, lo público y lo privado, la vida misma, y en la que todos estamos pendientes del dedito para arriba y lo nuevo ( lo visto y lo aún no visto) y millones de publicaciones que le quitan tiempo a uno si las siguiera al pie de la letra y como la red demanda– me invitó a un desafío fotográfico. Las reglas: siete días, cada día un post de facebook de una foto de blanco & negro de mi vida. Sin gente. Sin explicación. Después, cada día, el desafío es desafiar (valga la redundancia) a alguien más, a que se una al juego.


Día 1: 

La Pesca


viernes, 10 de noviembre de 2017

domingo, 5 de noviembre de 2017

viernes, 3 de noviembre de 2017

miércoles, 1 de noviembre de 2017

La niña que nombró Viglietti

“Borra infancia
aprendiendo en bellas artes a crecer,
con pechos de rosales sin espinas,
agua marina,
Anaclara…”


Daniel Viglietti

Anaclara.


Hacía años que ellos estaban juntos. Mi amiga Naty y Rodolfo fueron de esos que se hicieron noviecitos en la escuela y después siguieron y siguieron. Se hicieron grandes, pelotudos en verdad, y el amor fluyó, cada día, como una nueva conquista. El noviazgo transcurrió entre idas y venidas por las distancias. Ella se fue a estudiar a la capital y compartió apartamento y (experiencias) con más amigas, él vivió un poco con sus padres y otro poco con amigos, hasta que el tiempo hizo que se reencontraran. Entonces compartieron techo, llaves que abrieron las mismas puertas, cama, mesas con almuerzos y cenas, y hasta cepillos de dientes. El amor tomó la forma cotidiana y el proyecto de una cosa y otra y otra. Y de los sueños. Pero la vida les jugó una mala pasada y los separó de nuevo, sólo por distancia. Él se hizo ingeniero, trabajó acá y allá, cruzó puentes, ríos, campos. Ella lo siguió, sólo a veces, porque terminó su carrera y consiguió trabajo en la otra punta del mapa de donde estaba él. Ahí es que el amor tomó potencia. Se extrañaron como nunca y viajaron miles de kilómetros para verse una hora, dos, un día. Y así, medio a la distancia y en los ratos cortos pero intensos, transformaron ese  sueño en familia. Entonces llegó esa nena, que ya camina hace rato, y mi amiga le dio nombre por esa canción que escuchó hasta el cansancio por su incondicionalidad a Daniel Viglietti. Y le dio otra forma a ese amor que nació cuando Naty y Rodo eran gurisitos y, a esa altura, se sabían de memoria, a pesar de la distancia, las idas y venidas.  Anaclara.