Cuando juega la celeste los
corazones laten distinto. Cuando los cuadros grandes se disputan un partido o el
campeonato mismo, también. Aunque son menos. Las mesas de los bares y boliches se llenan. Y
es que esto de ir en busca de una muzza y tomarse una para verlo por la tele es
una excusa que se ha hecho costumbre. Pero siempre, están los que andan de
bolsillos pelados o prefieren guardarse los pocos vintenes para el vino en caja.
Entonces se acomodan como pueden, del lado de afuera, buscan la mejor ubicación
para llegar aunque sea a la mitad de la pantalla. Y la imagen se repite.
Bar en el Cerrito de la
Victoria. Montevideo. Mayo, 2017.
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