lunes, 3 de agosto de 2015

Al maestro con cariño

“No seremos maestros al servicio del privilegio,
seremos maestros al servicio del pueblo”.
Julio Castro

Hebe Castro, docente de Historia, necesitaba apoyo con la diaria y ardua tarea de educar. Alguien que la ayudara. Recurrió a su padre, Julio. Julio Castro. Niño de escuela rural. Luego, hombre de campo y maestro. Un educador con mayúscula. De esos que dejan huellas. Profundas huellas. De sus puños nació, entonces, el documento de 30 páginas “Julio Castro y la enseñanza de la historia: los desafíos de una propuesta vigente”. Lo que fue, en principio, la escritura de un padre a su hija. Después, de un docente a otro. A varios, miles. Hasta el 2014 fue inédito. Ese año Hebe decidió donar un manuscrito original a la Biblioteca Nacional.
Hoy, a 38 años de la ejecución de Julio, y a casi 4 años (21 de octubre de 2011) de la aparición de sus restos en una fosa del Batallón 14 de Toledo (Canelones), el Movimiento de Educadores por la Paz y la Comisión de Educación de la Cooperativa Magisterial, rindieron homenaje al también periodista. Un periodista comprometido con los hechos y la sociedad de su tiempo. Junto a Carlos Quijano, fundó Marcha, el emblemático semanario que marcó a tantas generaciones posteriores. Pero sus pensamientos no siempre fueron simpáticos, expresó Miguel Soler, otro gigante de la educación, y protagonista del encuentro. Uno de sus entrañables a amigos.

Sin imaginar el lamentable protagonismo que tiene la violencia en la sociedad actual, en las instituciones educativas, Julio planteaba, antes de la dictadura, las “verdades amargas”, las injusticias de una sociedad patriarcal y violenta, relató Miguel, a cuento de las denuncias de Cecilia, una estudiante de Magisterio que mostró indignación y angustia por cómo se lleva a cabo la formación, entre otras cosas, por “la humillación con la que algunas maestras tratan a sus alumnos”. “Qué hago acá”, se preguntó muchas veces Cecilia. Y en ese amigable y próspero diálogo entre ella, sus compañeros de magisterio y Soler, el maestro les recomendó luchar por trasmitir una educación con compromiso, con libertad, con la participación de “los de arriba y los de abajo”, y luchar por el 6% del PBI para la educación, y mucho más, porque en realidad “no da para nada”. Aunque para los educadores, “no hay presupuesto que alcance”.  “Cuanto más recurso tenga la educación mejor se formará a la ciudadanía”, subrayó Soler.

Mencionar la desaparición de Julio durante años, las atrocidades de la dictadura, los tantos cuerpos que quedan por encontrar y la injusticia que brilla por la ausencia, fue inevitable. ¿Por qué cree que Julio Castro fue asesinado?, le cuestionó a Miguel un señor. Uno de los cientos que completaban la sala y apreciaba las palabras de ese hombre delgado, canoso, de muchos años, y voz  sabia. “No sé contestar con cien por ciento de convicción” esa pregunta, señaló Soler. Pero “creo que para la dictadura, Julio estorbaba”. Es que Julio era un hombre que se dedicaba a ayudar a las personas que necesitaban huir del momento que se vivía por esos años. “Julio era muy sensible a eso”. Trabajó incansablemente por salvar vidas uruguayas amenazadas por la dictadura. Por eso “estorbaba”, reiteró Soler. "Julio era un hombre que jamás se lo vio con un arma ni en un incidente violento. Julio era un hombre de paz, era un hombre bueno. Buenísimo". 

Miguel Soler.

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