“No
seremos maestros al servicio del privilegio,
seremos
maestros al servicio del pueblo”.
Julio
Castro
Hebe Castro, docente de
Historia, necesitaba apoyo con la diaria y ardua tarea de educar. Alguien que
la ayudara. Recurrió a su padre, Julio. Julio Castro. Niño de escuela rural. Luego,
hombre de campo y maestro. Un educador con mayúscula. De esos que dejan huellas.
Profundas huellas. De sus puños nació, entonces, el documento de 30 páginas
“Julio Castro y la enseñanza de la historia: los desafíos de una propuesta
vigente”. Lo que fue, en principio, la escritura de un padre a su hija. Después,
de un docente a otro. A varios, miles. Hasta el 2014 fue inédito. Ese año Hebe decidió
donar un manuscrito original a la Biblioteca Nacional.
Hoy,
a 38 años de la ejecución de Julio, y a casi 4 años (21 de octubre de 2011) de
la aparición de sus restos en una
fosa del Batallón 14 de Toledo (Canelones), el Movimiento de Educadores por la
Paz y la Comisión de Educación de la Cooperativa Magisterial, rindieron
homenaje al también periodista. Un periodista comprometido con los
hechos y la sociedad de su tiempo. Junto a Carlos Quijano, fundó Marcha, el emblemático semanario que
marcó a tantas generaciones posteriores. Pero sus pensamientos no siempre
fueron simpáticos, expresó Miguel Soler, otro gigante de la educación, y
protagonista del encuentro. Uno de sus entrañables a amigos.
Sin
imaginar el lamentable protagonismo que tiene la violencia en la sociedad
actual, en las instituciones educativas, Julio planteaba, antes de la
dictadura, las “verdades amargas”, las injusticias de una sociedad patriarcal y
violenta, relató Miguel, a cuento de las denuncias de Cecilia, una estudiante de
Magisterio que mostró indignación y angustia por cómo se lleva a cabo la
formación, entre otras cosas, por “la humillación con la que algunas maestras tratan
a sus alumnos”. “Qué hago acá”, se preguntó muchas veces Cecilia. Y en ese
amigable y próspero diálogo entre ella, sus compañeros de magisterio y Soler,
el maestro les recomendó luchar por trasmitir una educación con compromiso, con
libertad, con la participación de “los de arriba y los de abajo”, y luchar por
el 6% del PBI para la educación, y mucho más, porque en realidad “no da para nada”. Aunque para los
educadores, “no hay presupuesto que alcance”. “Cuanto más recurso tenga la educación mejor
se formará a la ciudadanía”, subrayó Soler.
Mencionar
la desaparición de Julio durante años, las atrocidades de la dictadura, los
tantos cuerpos que quedan por encontrar y la injusticia que brilla por la
ausencia, fue inevitable. ¿Por qué cree que Julio Castro fue
asesinado?, le cuestionó a Miguel un señor. Uno de los cientos que completaban la
sala y apreciaba las palabras de ese hombre delgado, canoso, de muchos años, y voz sabia. “No sé contestar con cien por ciento
de convicción” esa pregunta, señaló Soler. Pero “creo que para la dictadura,
Julio estorbaba”. Es que Julio era un hombre que se dedicaba a ayudar a las
personas que necesitaban huir del momento que se
vivía por esos años. “Julio era muy sensible a eso”. Trabajó incansablemente
por salvar vidas uruguayas amenazadas por la dictadura. Por eso “estorbaba”,
reiteró Soler. "Julio era un hombre que jamás se lo vio con un arma ni en un
incidente violento. Julio era un hombre de paz, era un hombre bueno. Buenísimo".
Miguel Soler. |
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