Ciudadela y plaza Independencia, hoy. Montevideo, 2016.
Venía de la rambla. Fue casi
imposible registrar imágenes allí sin que a la cámara le cayeran varias gotas
de mar. El fuerte viento –que se viene anunciando desde hace días casi como si
se tratara de un terremoto y, por eso los informativos de televisión no paran de
hablar sobre eso– hacía que el mar llegara hasta la vereda e incluso cruzara a
la de enfrente. Cuando llegué al punto más ventoso –según dicen– de la ciudad,
en la calle Ciudadela y la plaza Independencia, Los que cruzábamos por allí
debimos hacer malabares para cruzar la cebra, ya fuera rumbo al Teatro Solís,
ya fuera rumbo al Palacio Salvo o al centro. Entonces, a esa altura el lente de
mi cámara estaba goteado por el mar, culpa del maldito viento. Por eso, y sin
querer queriendo, la señora que casi se queda sin pollera no tiene rostro. Y la
foto así me copó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario