Al David lo vistieron de celeste.
Y por eso ha sido el David más fotografiado. Hace meses, cada dos cuadras, tres
o cuatro por la avenida principal y otras tantas de la ciudad, varios puestos
ofrecen sobrecitos a un precio único (veinticinco) con figuritas para llenar el
álbum del Mundial. Por la calle ya son varios lo que llevan en la espalda el
pabellón nacional y en su cabeza algún sombrero celeste con esa onda
carnavalesca. Hasta algún caniche viste también de celeste. En algunos locales
comerciales, adornados con globos y banderas en las vidrieras –cuando no
aparecen Suárez o Cavani con una sonrisa que no es celeste pero blanca como
Kolynos– suena Jaime Roos con "vamo arriba la celeste", y en las
gondolas muchas marcas ofrecen alfajores de Uruguay, ricarditos celestes, o
monedas de chocolate con cada uno de los once del equipo. En la calle muchos
autos y uber y taxis llevan la banderita en el techo. La pared central del shopping
que es terminal tiene escrito con letras grandes y celestes y entre signos de
exclamación “Uruguay Nomá”. Muchos niños van por las calles con la bandera en
la mano cuando no les cuelga de la mochila; jóvenes y no tan jóvenes y jovatos cambian
sus clásicas bufandas a rayas por la celeste de Uruguay cuando ellas, algunas
mujeres, lucen sus uñas largas de
celeste e incluso, algún flaco, agrega palabras a su vocabulario que no suele
usar para hablar en términos del Maestro cuando se trata de analizar procesos. Los
restaurantes y boliches se aprontan para buenos desayunos con individuales
celestes y más globos y guirnaldas. Los canales compiten por trasmitir lo mejor
de la previa con los comentaristas deportivos que de a ratos creen saber más
que el Maestro que lleva años en esto. Los vendedores ambulantes ofrecen
llaveros con el nombre del paisito y de Tabárez y el capitán Godín y de
Muslerita, como le dicen las viejas, o del nueve que muerde, porque Forlán y
Lugano ya son de otra era. En el aire se respira otra cosa: La esperanza de
llegar, al menos, a cuartos de final como en Sudáfrica, la fe en el Maestro y
la ilusión en Rusia 2018 que recién comienza. Y todo es una fiesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario