sábado, 18 de agosto de 2018

De lo público a lo privado

Alguien chifló fuerte, y muchos aplaudieron como se aplaude cuando una niña se pierde (en la playa, en el parque). El aplauso, esta vez, exigió por ese espacio donde el dique Mauá reposa y en la Plaza República Argentina. Ese que los vecinos (y los que no viven en el barrio también) disfrutan porque hay sol, por el calor, por las hamacas, por los aparatos de gimnasia (instalados hace tiempo), por el pastito, porque se presta, por la rambla. Es que la rambla es el tema. La de Sur. “La Rambla no se vende”, decía la invitación por las redes sociales que realizó un grupo de personas para juntar firmas y evitar que ese tramo se privatice con el proyecto de Buquebus. Entonces fueron decenas los que hicieron una cadena prendidos de la mano, aplaudieron e hicieron una ola con los brazos, entre otras decenas de niños que jugaban a la pelota, se hamacaban y jóvenes que tomaban mate y danzaban sobre una tela, otros que hacían malabares con bolos y pelotas, y más, allá, otros pescaban y otros disfrutaban del mar y la rambla en este sábado en el que la primavera se adelantó. En una pancarta larga y grande, de un rojo vivo, se leía “No a la terminal”. Y varias voces gritaron: ¡La rambla no se vende!, ¡La rambla no se vende!. 




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