Domingo.
Mañana de
lluvia
y
silencio.
Oscurece. Y la luz,
las
letras van, vienen
renglones
que no terminan.
Afuera,
los pinos y su verde intenso
el agua, hoy mansa, constante.
Aclara, entonces para qué luz .
Domingo.
Tarde de
lluvia,
silencio
las
letras siguen
en
renglones imaginarios, largos.
Otra vez oscurece
y la luz
aclara adentro
lo que
afuera ya es negro.
Pienso,
imagino, sueño
lo que
sería, lo que será.
Domingo.
Noche de
lluvia,
pienso, imagino, sueño
allá, acá.
Silencio,
respiro,
una, dos, tres veces,
queda
menos,
y otra vez la luz.
Suspiro.
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