jueves, 16 de abril de 2015

De vuelo el muchacho


“La pelota lo busca, lo reconoce, lo necesita.
En el pecho de su pie, ella descansa y se hamaca.
Él le saca lustre y la hace hablar, y en esa charla
de dos conversan millones de mudos”.

Eduardo Galeano
“El fútbol a sol y sombra”



¿El sábado o el domingo juega el Barsa”?, preguntaba interesadísimo un amigo, hace unas semanas. Otro, lo sacaba de la duda. La respuesta fue firme: El domingo. Lo tenía claro. Es que Luis Suárez es el ídolo de jóvenes, niños, viejos y no tan viejos. El tipo está en boca de todos, (casi) del mundo entero. Es tapa de diarios y centro en la sección deportiva de los informativos de la gran pantalla. Su rapidez, sus pases, su estrategia futbolística, esos caños que mete. ¡Sus goles! Un desbole. Cómo no seguirlo. Cómo no estar orgullosos del salteño que está dejando huellas en la historia del fútbol, como lo hicieron otros tantos. Obviamente no estoy contando nada nuevo, pero es interesante ver cómo la imagen de “El Depredador” copa hasta los lugares más inesperados e insólitos. En la previa al mundial de Brasil, en junio de 2014, las calles montevideanas y los comercios vestían de celeste. Y Luisito estaba por ahí, en algún rinconcito, marcando su presencia, a puro diente.

Peluquería en la peatonal Sarandí. Ciudad Vieja. Junio, 2014.



No hay comentarios:

Publicar un comentario