Hoy finalizó la 90° edición de la
Semana Criolla en el Prado
La campana suena. Las
jineteadas recorren el ruedo entre decenas de hombres de campo expertos cuando
de domar se trata. Algunos, mansos, como los caballos horas antes de entrar en
acción, esperan su turno a lo criollo. En las tribunas el público se deleita. Y
las palmas suenan, a veces más, a veces menos. Más allá, suenan guitarras y
cantos. Payadores y músicos, de todas las gamas, entretienen a quienes
prefieren no ver sufrir al animal. Los niños corretean de un lado a otro. Se
divierten. Miles de vendedores aprovechan a hacerse unos pesos. Este año,
quizás, más que otros por la suerte de la coincidencia: Semana Criolla y Semana
de Turismo. Dos pájaros de un tiro. Todo es una fiesta.
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