Así
tituló Apegé su columna de hoy*. O sea, la alegría. Y cita a Gilles Deleuze
que, “tomando a Baruch Spinoza, lo dijo hace años en la letra J de su
abecedario audiovisual, que justamente no refiere a jodido sino a alegría (joie, en francés)… Spinoza, propone la
alegría como un modelo de resistencia y de vida. ¿Qué es la alegría? Todo
aquello que consiste en colmar una potencia, dice Deleuze. Y pone un ejemplo
mínimo, casi desechable para los grandes emprendedores: ‘Conquisto un poco de
color, entro un poco en el color’. Y festeja esa conquista”.
Hace
poco más de dos años, entrevisté a Pildorita,** un artista callejero que vive de
hacer reír a la gente en los ómnibus. Al menos lo intenta. A veces le sale, a
veces no. En ese entonces, en un 180 a Ciudad Vieja, Lilián me decía –mientras Pildorita
tiraba un chiste tras otro– que admiraba a estos artistas que les da el rostro
para hacer lo que hacen, ganarse la vida dignamente, haciendo reír. “Lo que pasa que la gente no los sabe valorar”,
se indignaba Lilián. Esos artistas –músicos, payasos, animadores– que se valen
de la alegría como un modelo de resistencia frente a esa cotidiana labor de
canjear una risa o un acorde a cambio de una moneda. Y poner un toque de color
a la vida. Todo uan conquista para nosotros, los uruguayos, que dos por tres nos tildan de grises.
No hay comentarios:
Publicar un comentario