jueves, 29 de octubre de 2015

“Combate a la tristeza”

Así tituló Apegé su columna de hoy*. O sea, la alegría. Y cita a Gilles Deleuze que, “tomando a Baruch Spinoza, lo dijo hace años en la letra J de su abecedario audiovisual, que justamente no refiere a jodido sino a alegría (joie, en francés)… Spinoza, propone la alegría como un modelo de resistencia y de vida. ¿Qué es la alegría? Todo aquello que consiste en colmar una potencia, dice Deleuze. Y pone un ejemplo mínimo, casi desechable para los grandes emprendedores: ‘Conquisto un poco de color, entro un poco en el color’. Y festeja esa conquista”.


Hace poco más de dos años, entrevisté a Pildorita,** un artista callejero que vive de hacer reír a la gente en los ómnibus. Al menos lo intenta. A veces le sale, a veces no. En ese entonces, en un 180 a Ciudad Vieja, Lilián me decía –mientras Pildorita tiraba un chiste tras otro– que admiraba a estos artistas que les da el rostro para hacer lo que hacen, ganarse la vida dignamente, haciendo reír.  “Lo que pasa que la gente no los sabe valorar”, se indignaba Lilián. Esos artistas –músicos, payasos, animadores– que se valen de la alegría como un modelo de resistencia frente a esa cotidiana labor de canjear una risa o un acorde a cambio de una moneda. Y poner un toque de color a la vida. Todo uan conquista para nosotros, los uruguayos, que dos por tres nos tildan de grises.


No hay comentarios:

Publicar un comentario