En la vida son muy pocas las
personas que nos acompañan siempre, que nos bancan todo. Las risas, los
caprichos, las malas ondas, los méritos, las humores de perros, los buenos días…
que están en las buenas y en las malas, para aconsejar y hasta consolar. Que
dan todo de sí sin pedir nada a cambio, sin reproches, sin egoísmo. Que desean
lo mejor para uno, de corazón, sin envidia, e incluso que son felices viendo
feliz a uno. Son más que el oro puro Esas personas no alcanzan a los dedos de
una mano. Son pocas, muy pocas. A veces ni siquiera las llegamos a encontrar a
lo largo de nuestra vida. Yo tuve la suerte de tenerla a ella. La más linda, la más hermosa.
Rambla de Montevideo, ayer. |
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