Manifestación de clasificadores
en la Av. 18 de Julio, hoy.
Eran 12. Poco más, poco menos.
Cortaron la avenida principal de Montevideo, frente al Ministerio de Desarrollo
Social, reclamándole al gobierno un salario digno. 30.000 pesos. Los
clasificadores exigen tener un sueldo de 30.000 pesos. Como tantos otros. Como una
cajera de supermercado, de un abitab, de una heladería, de cualquier servicio de
alimentos, un vendedora de ropa, un vendedor de libros, una moza, un guarda de
seguridad, una empleada doméstica, una telefonista, una recepcionista de hotel, una administrativa de una empresa de ricos, un reponedor de góndolas… Son
miles los que apenas llegan (llegamos) a 15.000 y seguramente comen arroz todos
los días. Y un alquiler de una habitación en una pensión cuesta alrededor de
10.000. Ni hablemos de un apartamento. Pero lo más triste, entre todos los
males, son esos cientos de niños que viven arriba de un carrito revolviendo
basura, comiendo basura, oliendo basura, viviendo como basura, y entre tanta
basura. ¿Ningún cabecilla de tantos ministerios, ningún jerarca del gobierno,
ningún político, sea del color que sea, tenga los ideales que tenga, es tan incapaz
de ver la extrema vulnerabilidad y la pobreza y el futuro incierto de esos
niños? Eso sí es de basuras.
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