lunes, 19 de junio de 2017

Una movidita

Matilde seguía los pasos. Los del reguetón que sonaban en la pantalla y los del flaco y la piba  que fueron a hacerlos bailar. Gladys se movía menos que Matilde, pero también zarandeaba las caderas. Perla miraba, desde la silla porque ayer le dolía el cuerpo. Pero no paraba de reírse. Fueron varios los que rieron. Felipe levantaba los brazos también desde la silla, pero la de ruedas. Manolo hacía lo mismo desde su motoneta. Y tocaba bocina. La mañana del domingo fue atípica en el Hogar Israelita. En la sala principal cerca de treinta ancianos participaron de la actividad del Día de los Abuelos. Cuando “sonó la campana y el fin de semana se deja ver…” varias ancianas abandonaron las sillas y siguieron a Matilde que no paró de bailar, y al ritmo de Ricky Martín con La Mordidita aquellos cuerpos entraron en calor. Cuando cantó Gilda algunos ya sudaban. Después le dieron cuerpo y alegría a Macarena y las manos de todos tocaban las cabezas y las cinturas, y los brazos se estiraban. Un beso a todos los que nos están mirando, dijo Matilde a través de un celular, a todos los amigos que en Facebook los miraban en vivo y en directo. Esto es maravilloso, soltó con esa seriedad que tiene estampada en el rostro. Pero Matilde es de las más fiesteras de todas las ancianas del hogar. Y todos celebraron y rieron.





Fotos: Hogar Israelita, ayer. Montevideo, 2017. 

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