Más fuerte. Más fuerte, pide ella cuando descubre que el cielo está más cerca y sueña con tocar las nubes.
Más fuerte, más fuerte, las señala con un índice, apenas, y sonríe cuando se da
cuenta que no le teme a las alturas. A esa altura. Más fuerte, pide ahora entre
carcajadas porque desde allí todo es diferente y, aunque sabe que tocarlas es
imposible, le causa gracia. Por la inocencia de toda niña, por la felicidad que
presiente, por el columpio de aquel instante en que de pronto, también, y como
por arte de magia, se siente libre como una pájaro volando.
Parque Rodó, Montevideo. 2015.
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