martes, 19 de junio de 2018

No me vengas con que soy un viejo


“… A veces, la Abuela viene a verme en sueños.
Yo camino al borde de un río y ella es un pez
que me acompaña deslizándose,
suave, suave, por las aguas...”

Eduardo Galeano
De “El libro de los abrazos”


Hogar  de Ancianos, en el Día de los Abuelos. Montevideo. Junio, 2017. 


Algunos viejos luchan por estar activos, por no sentirse tan viejos a pesar de la apariencia, de la edad, de las nanas; porque los tengan en cuenta, porque respetan sus palabras, sus opiniones, sus deseos, sus derechos, porque los visiten, porque se acuerden de ellos, porque alguien les mande un mensaje o los llame para un cómo estás, mientras en el imaginario social sigue pesando la idea de que el viejo es una persona descartable, una molestia, alguien que no sirve para nada. Entonces te apronto tus cosas, te armo un bolso y te mando al hogar con el resto de esos ancianos, que te entienden porque están como vos, inútil y arrugado y gaga y desmemoriado, aunque cada cinco años vayas de bastón a votar, porque para eso no sos un viejo.

Años atrás, en otras épocas, en otras infancias, había tiempo para visitar a la familia, a los padres, a los tíos, a los primos, a los abuelos, decía alguien en un charla, hace meses, sobre las cuestiones de la vida y la vejez. Se  armaban grandes reuniones y buenos banquetes.  Se conversaba, se intercambiaban ideas, sentimientos, impresiones. Los adultos se miraban a la cara y los niños formaban parte del encuentro. Los viejos eran mirados y apreciados, dijo una señora con años de experiencia. Ahora cada cual mira su pantalla móvil. Y son muchos los viejos que quedaron en el tiempo, y por fuera de tanta tecnología. Entonces ese contacto no sólo se perdió, siguió esa mujer, sino que tenemos una urgencia inventada, y es que vivimos apurados y no nos hacemos tiempo para mirar al otro y abrazar a los que queremos”. Y las nanas y la soledad y esa sensación de sentirse viejo y más viejo, a algunos los va comiendo. Pero, el secreto de cómo llegar a determina edad, de cómo sentirse bien, está en cada uno, porfió esa mujer sabia, a pesar de que no hay una receta perfecta, ni una fórmula exacta ni una barita mágica. Todo está en uno. En cada uno.



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