viernes, 15 de enero de 2016

El juego de siempre

Desde el cielo
algo escribe
otros nombres a las cosas
algo vive
convertido en mariposa.
¡Alegría!
El espejo
ha de llamarse Poesía”.

Mercedes Calvo
De Los espejos de Anaclara

Cabildo de Montevideo. Octubre, 2012.


Mercedes Calvo es una escritora uruguaya poco conocida. Para mí un hallazgo desde que la descubrí, el mes pasado, en la diaria. De niña jugaba a las maestras, cuenta. Como lo hice yo y tantas otras niñas. Pero Mercedes siempre tuvo claro que su vocación era ésa: ser maestra. Y la escritura y, especialmente, la poesía siempre formaron parte de su mundo. Entonces, desde su vocación, la desarrolló casi como un juego. Es que para ella “escribir es un juego”. Por eso cuando se jubiló y dejó de enseñar, también siguió jugando –como un niño, ese que todos llevamos dentro–: escribió. Y así, jugando, jugando, recibió el Premio Hispanoamericano de Literatura para Niños en 2008. Siempre con esa idea de que la poesía “es una manera de ver el mundo, es el asombro de los chiquilines… Es detenerse en las cosas chiquitas y no darles una explicación... En definitiva, dice, la poesía es la mirada infantil, es mirar poéticamente el mundo. Eso: mirar poéticamente el mundo**.



** la diaria. 30 diciembre, 2015. Pág. 17. Nota: Rossana Peveroni

No hay comentarios:

Publicar un comentario