Ella cierra los ojos. Siente.
Sueña. Anhela con tocar el cielo como en los cuentos.
Como si fuera un cuento de hadas.
Se zarandea. Hacia atrás, hacia adelante.
Siente.
Ríe.
Y en esa risa uno ve la inocencia, la pureza.
Y ama.
Como nunca.
Infinitamente.
Entrada relacionada:
No hay comentarios:
Publicar un comentario