jueves, 13 de septiembre de 2018

El delirio de los tres colores


Nacional empataba con Racing. En los cuarenta y cinco minutos del primer tiempo, solo dos veces se había acercado al área contraria. Una la atajó el arquero de Racing y la otra fue a dar a la Atilio García. Estábamos en el Gran Parque Central, un domingo de 2013. ¡Pero pégale pelotudo!, gritó un veterano que con una mano sostenía la radio chiquita pegada a la oreja y con la otra hacía ademanes. Una cuarentona teñida con la camiseta ajustada al pecho y el escudo “bolso” del lado izquierdo hacía gestos, le hablaba a su compañera, gritaba, se paraba, se sentaba, daba los pies contra el hormigón, palmeaba las manos contra sus rodillas y de a ratos explotaba en un “¡Boludooo!” a uno de los jugadores o a varios, pero ninguno la escuchaba. Más abajo un pibe acodado en el alambre que separa el césped de la tribuna soltaba expresiones grotescas y malas palabras, una tras otra, mientras los jugadores corrían detrás de la pelota. Era una fiesta de banderas y puteadas y gritos y chiflidos, de nervios, tensión y una presión insostenible. Ni un aplauso ni un papelito. Y miles de cuerpos contracturados. Fuera quien fuera el arquero, los delanteros o los que están en el medio campo, lo del hincha es un delirio, es pasión es sufrimiento cuando el cuadro anda mal o lleno de alegría cuando la suerte lo acompaña. Es puro sentimiento. Y contagia.



Gran Parque Central. Montevideo, 2013.



La "enfermedad" me contagió entonces empecé a ir más seguido con la cámara agarrada al cuello. Es que esa fiesta diga de ser registrada. En mayo de 2016, Tres colores una pasión, se expuso en la Sala Tejera de la Casa de la Cultura de Maldonado, quien financió el proyecto. Hoy el fotoreportaje viste el hall de la sede de Club Nacional de Football y a las 19.30 cuando empiece la fiesta, en que cientos de socios recibirán medallas, las imágenes serás testigo de que todo es un sentimiento. Y yo cumplo un sueño. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario