Con los primeros calores y los
arribos de los cruceros, los policías fueron la novedad. Aparecieron en la televisión,
los periódicos y los portales de noticias. Es que ahora –desde noviembre del
año pasado– son una especie de robots-humanos por los Segway que los motorizaron:
unos biciclos eléctricos con los que tan sólo apretan un botón y parados, sin mover
un músculo, andan a más por hora que a pie: 40 kilómetros lo máximo. Una mejor
forma de patrullar –dicen– y complementar las medidas de vigilancia de las cámaras
de cada esquina, para darle más seguridad al turista (no a la vecindad, a los
que vivimos todo el año en Ciudad Vieja porque igual nosotros no bajamos de
cruceros) y tener, así, la chance de corretear y alcanzar a los pibes chorros, los
que no pican como una liebre, que andan en la vuelta y arremeten a los yanquis,
brasileros, argentinos, chilenos, gringos y cuanto europeo visita nuestra
Montevideo. Y todo bajo control.
Ciudad Vieja, Montevideo.
Diciembre, 2015.
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