Local comercial en el centro de
Montevideo. Agosto, 2016.
Desde la semana pasada las
radios anunciaban que desde este jueves hasta el sábado, el centro, el Cordón,
Ciudad Vieja y la Unión tendrían descuentos especiales (descuentan hasta lo que no tienen con tal de vender). La excusa: el Día del
Niño. Siempre estuvo esta cosa de salir a comprar desesperadamente para
regalar. Los días del padre, de la madre, los abuelos y, ahora, hasta los “tortolitos”
en San Valentín el 14 de febrero (algo bien yanqui) se volvieron sumamente
comerciales. ¡En algunas tiendas de ropa íntima, si compras prendas color
negras o rojas tenes un 15 o 20 % de descuento por la Noche de la Nostalgia!
Pero antes, los padres compraban
lo que podían, hoy se endeudan por el mejor autito para el nene o la muñeca rubia
que habla y hace ojitos para la nena. Hace unos días alguien subió a Facebook algo
fascinante que decía, como si fuera la voz de un niño: “No me traigas juguetes,
mostrame cómo jugar con cualquier cosa”.
30 años atrás, nos divertíamos –sabíamos
divertirnos con poca cosa– con la rayuela, la payana, la bolita, el manchado o
recorrer el barrio de calles de piedritas en bicicleta e incluso atrapando
bichitos de luz en noches veraniegas. Hoy todo funciona a través de
aplicaciones. Es que ni los niños se salvan, en estos tiempos, de tener un
celular y a veces sin darse cuenta, se les “aniquila” la infancia. Infancia
eran las de antes. Como esa moto.
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