En
estos días en que el verano se va despidiendo, el sol calienta tan tímidamente que hay
que entregársele, de cuerpo y alma, a las horas en que está en lo más alto para
mantener el bronceado que a esta altura los cuerpos ya tienen. O para que queme
algo, aunque sea algo, porque en las primeras horas de la tarde la brisa y el
aire ya son otros. Está más fresco. Y esos aires. Esos aires.
Rambla Pte.
Wilson, Punta Carretas. Monumento al Holocausto.
Montevideo. Marzo, 2017.
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