Allí estaba el obrero.
Escapándole al sol del mediodía, que tanto soporta sobre su cabeza y su cuerpo
barre que te barre en el asfalto. Tomándose el descanso que todos los
laburantes desean cuando la pequeña aguja del reloj dio ya cuatro vueltas. Y al
parecer no estaba solo.
Ciudad Vieja. 2014. |
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