Una turista en plena galería moderna de Estados Unidos
(aunque elegiría otros lugares antes que visitar Norteamérica). Así me sentí
ayer en el Latu. Una visita improvista en la feria que nada tenía de artesanal
como Hecho Acá. Esa sí me gustaba. Ésta apestaba de tanta tecnología junta.
Nuevos modelos (no los últimos porque a Uruguay llega todo
con cierto retraso) de celulares, tablet, plasmas y hasta una impresora en 3D,
conquistan a la “sociedad móvil en red” como avizoró, años atrás, Manuel
Castells*. El fin: "Convertir la tecnología avanzada en ideal para reducir
la brecha de la conectividad". Pero, realmente, ¿estamos conectados?
Vivimos en un constante
movimiento que, paradójicamente practicamos en reposo, sin movilidad corporal
alguna. Viajamos sin movernos. Gracias al colosal mundo de internet (las redes
sociales, las web’s, etc.) que nos ofrece esa “comodidad”, en que, como dice
Bauman** “las distancias ya no importan”. Es que “la industria actual está
montada para producir atracciones y tentaciones”. Por eso no terminamos de leer
el manual del moderno aparato que acabamos de adquirir cuando el mercado nos
abruma con el modelo siguiente que tiene las mismas aplicaciones, pero un
poquito mejoradas. Y así “nos volvemos nómadas, siempre conectados” y nos
convertimos en una sociedad de consumo en la que, a decir de Bauman, no se
trata de “la avidez de obtener y poseer, ni la de acumular riqueza en el
sentido material y tangible, sino la
emoción de una sensación nueva e inédita”.
Ya no nos conformamos con
comunicarnos sólo a través de un teléfono de disco una o dos veces al día como
hace 20 años ni ver una foto impresa en el álbum ni leer las noticias a través
del papel diario. Ahora vivimos
pendientes del último modelo de celular, del iphone, la tablet o la
computadora. Cuánta razón tenía Castells al decir que “los consumidores buscan
que se los seduzca” y el mercado cumple creando, “nuevas prácticas sociales,
valores y modelos de organización” en la interacción entre sociedad y
comunicación. Sin reconocer los desarrollos y beneficios de la tecnología, me
da pena que los niños y jóvenes del siglo XXI se pierdan de esconderse tras los
árboles, saltar a la rayuela o jugar a la payana. Aunque deben quedar algunos,
en los rincones de la periferia, que saben de esos juegos y los ganan.
* La sociedad
móvil en red. Manuel Castells. Ariel, Barcelona, 2006.
** La globalización
consecuencias humanas. Zygmunt Bauman. Fondo de Cultura Económica, San
Pablo, 1999.
Vicky, te mandé un comentario y no sé si están moderados, o se borró. Así que va de vuelta, tratando de emular lo que escribí antes ja. Decía algo como "Vicky, ayer hablamos sobre tecnología, conocés mi opinión. Igualmente comparto lo que decís de los niños. A mí, que tuve una infancia divina corriendo descalzo en la calle, me apena verlos tan dependientes de ella. Igual creo que es culpa de los adultos, eh? No tengo ni quiero tener hijos, pero adoro a los niños. Y cuando invito a los que tengo en mi vida a revolcarnos en el pasto o a correr atrás de una "pelota" (cualquier objeto plausible de ser pateado), largan el smartphone sin dudarlo. Buen post, buen blog. Me dijo un colega blogger "recuperemos la blogosfera". No sé si alguna vez la perdimos, pero me enamoré de la palabra blogosfera. Y no sé muy bien que es, pero por niño nomás, dedico la frase. Besos, adelante con esto que estás haciendo!" Algo así era je besito
ResponderEliminar