viernes, 31 de octubre de 2014

Bien yanqui

Por qué esa manía de inculcar costumbres que nada tienen que ver con nuestros orígenes, nuestra idiosincrasia, nuestra identidad. Desde hace unos años (en mi niñez no existían estos hábitos festivos) los 31 de octubre, niños y no tan niños recorren las calles, las casas y los centros comerciales con calabazas de plástico suplicando caramelos, como si jamás comieran durante el año, y asustando a la gente con caretas de Screem. Pero muchos se suman al festejo. Me pregunto si es por trasmitir alegría o buena onda (eso no estaría tan mal después de todo) o una estúpida necesidad de sentirse norteamericano. Y los comerciantes aprovechan la volada para sacar provecho: de las vidrieras cuelgan brujas, máscaras de todo tipo, tamaño y color, y más Screem para darle la razón a los tontos caprichos del mercado capitalista que una vez más anuncia: ¡Viva el consumismo!

Buuuu…. Buuuu....
















No hay comentarios:

Publicar un comentario