miércoles, 8 de octubre de 2014

Apegé

En su cédula figura como Álvaro Pérez García. Pero se hace llamar Apegé. Fue un niño de campo, un adolescente buscavidas. Es un ser sensible. Un monstruo de las crónicas y las enseñanzas. Un compañero. 

Máquina de escribirnos: Un viaje, un hallazgo, a veces hecho catarsis. Un espacio cultural que intenta ser literario, donde las mentes nos vuelan y las plumas nos siguen para encontramos con lo más profundo de nuestro ser, nuestro otro yo y el mundo externo. El responsable del exquisito delirio: Él.

"...Hay que detenerse, pienso, en el cambio de las estaciones, en un libro. Hay que encontrar un punto exacto, hay que dejar de apuntar y apuntarse. Detenerse como cuando se busca el mundo en el dial de la radio, esa pequeña línea saturada de voces  y gritos, un intervalo en un sonido que nos expulse de esta tierra y nos coloque en otra superficie, en otro cuerpo..."
De Injuria
(su único libro, hasta ahora)


 

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