En
estos días, mataba el tiempo en la computadora (me costaba concentrarme en una
buena lectura) para no dejar que mi cabeza me taladrara con malos pensamientos.
Por nada del mundo quería seguir pensando en lo que tanto me atormentaba. Y de
pronto, en plena tarde, un jazz surgió como de la nada. La radio, pensé. Pero
no. Salí a la azotea, prestada, y un muchacho, el vecino, hacía sonar con su
trompeta melodías que parecían desgarrar las paredes. Y calmó mi desasosiego y
el desorden en mi interior de sentimientos encontrados. Al menos lo olvidé todo por un rato.
Decía Cartier Bresson: “La fotografía es una forma de gritar lo que sientes”. Y sí. Ella es huella de la realidad, ésa que captan mis ojos. A través de la imagen, y con mi sensibilidad mediante, intento expresar la vida cotidiana, sus momentos, sus personajes, sus gestos y el instante preciso e inolvidable, grabado en la memoria, por siempre.
lunes, 20 de octubre de 2014
Desgarro
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