viernes, 18 de noviembre de 2016

La niña encantada

Hacen cola. Son ocho, nueve, 10, 12… Algunos son tan pequeñitos que no alcanzan a la altura de la cámara. Esa que, en realidad, es como un cajón de madera hecho, seguramente, por las manos del hombre, de no más de un metro sesenta y casi calvo, que se las ingenia para llevarse unos pesos a la casa y hacer divertir a los pibes. Se enchufan los auriculares para escuchar el espectáculo, una obra de teatro, dicen. Y todos quedan encantados de ese mundo que es pura fantasía y roba sonrisas y gestos de asombro y algarabía. 

Parque Jacksonville, Montevideo. Noviembre, 2016. 

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