Quedaban pocos minutos de la luz
del sol cuando la plaza donde está ubicado el escenario principal, estaba
repleto. 6.30. Ella salió a una de las galerías. Miraba aquel enjambre de gente,
algunos mate y termo bajo el brazo, acomodándose en las sillas para verla y
escucharla a ella arriba del escenario. Ella esperaba, paciente, a los hermanos
Ibarburu –Nicolás y Martín– que terminaran su espectáculo en el otro escenario
para arrancar juntos. 19.00. Los aplausos del público no tardaron. Querían
verla a ella. Al Pitufo Lombardo también. Pero sobre todo a ella. Entonces
subió, saludó con el brazo extendido, se prendió del micrófono, agradeció a los
presentes, a los organizadores, a los músicos que la acompañaron y al Pitufo,
por esa “hermosísima amistad” que los une. Y la rompió. El VI Festival Música
de la Tierra, en el Parque Jacksonville, dejó, en su último día, entre otros
cantantes e intérpretes, a esta cantante de la vecina orilla. Una monstrua.
Liliana Herrero, ayer, previo a comenzar su espectáculo en el VI Festival Música de la Tierra en el Parque Jacksonville. Montevideo, 2016.
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