Esos aires. El mar, la arena,
los pies descalzos, los olores del verano, las nubes que traen una brisa y van
y vienen y de a ratos quieren tocar los cerros. Los cerros. Esos aires. Lo
verde se entremezcla con el azul del mar, y no es lo de todos los días. Esos
días en que las agujas del reloj quedan por ahí, sobre un estante o guardadas
en algún armario sin dar pulso a la muñeca y marcar el tiempo. El tiempo es
otra cosa. El tiempo vuela en esos días, y se transforma en recuerdo. Esos días en que uno respira distinto,
respira otra cosa. Se deja estar, se siente más libre. Esos días en que muchos
se toman los vientos, o se escapan por unos días, y abandonan la rutina, la de
todo el año, la que permite vivir. O sobrevivir, más bien, en algunos casos. Y
es verano. Y otro aire se respira. Esos aires.
Piriápolis, Maldonado. Diciembre,
2016.
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