Durante años la pared lucio una
bicicleta. Una pintura de una mujer pedaleando. Y aquella mujer se convirtió en
otra. Más rubia, más esbelta. Una mujer que
pasó a andar por la vida sobre ruedas a tener un libro entre sus manos. Un
libro que al parecer habla de libertades, del corazón y las voces de la
conciencia. Y el barrio, en algunos de sus rincones, se ve distinto. Renovado.
Más bello.
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