Y los tambores suenan.
Y las sillas se amontonan unas pegaditas a otras. Y los balcones se alquilan
para los fanáticos y los turistas que vienen expresamente porque no hay que
perdérselo. Y los tambores suenan. Y los vecinos aprovechan: que agua para el
mate, que tortas fritas –a pesar del calor– y el pancho y las golosinas y la
cerveza para ir entrando en calor. El calor de la fiesta donde los tambores mandan,
suenan. Y las comparsas desfilan. Y Barrio Sur y Palermo reviven. Todo es una
fiesta. Y los tambores suenan.
Desfile de LLamadas. Montevideo. Febrero, 2015.
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