domingo, 24 de mayo de 2015

Botijas de mi país

Las estadísticas dicen que son muchos los pobres del mundo, pero los pobres del mundo son muchos más que los muchos que parecen que son. La joven investigadora Catalina Álvarez Insúa ha señalado un criterio útil para corregir los cálculos:
Pobres son los que tienen la puerta cerrada – dijo.
Cuando definió su definición, ella tenía tres años. La mejor edad para asomarse al mundo, y ver.

Eduardo Galeano
(De “Bocas del tiempo”)


Asentamiento en los accesos de ruta 5 y ruta 1, Cerro. Montevideo, 2012.


Semanas atrás, los medios de comunicación daban a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Salud, Nutrición y Desarrollo Infantil, un trabajo del Instituto Nacional de Estadística, el programa Uruguay Crece Contigo y la Facultad de Economía (Udelar).  Destacaba, entre otros datos significativos, que en los hogares con niños de 0 a 3 años los niveles de desigualdad son más elevados que en la población en su conjunto y que uno de cada cinco niños vive en situación de hacinamiento. A algunas autoridades nacionales les cuesta reconocerlo. La ministra de Desarrollo Social, Marina Arismendi, negó –según varios medios de prensa– que los niños, estén pasando hambre. Si así fuera, evaluó, “estaríamos en una omisión absoluta". Sin embargo, el director de la División de Salud de la Intendencia de Montevideo, Pablo Anzalone, reconoció que “el 4% de los niños pasa hambre”. Pero, es algo que “nos cuesta decirlo”, valoró. Si bien la pobreza en Uruguay bajó de 40 a 9%, según el ministro de Economía, Danilo Astori, él reconoció a El Observador “que falta recorrer caminos” porque  “todavía hay niños con hambre, sin duda”. Sí, sin duda. Basta recorrer cualquiera de los barrios de la periferia montevideana, concentrados en el oeste o el norte, para darse cuenta que ésa foto, es parte de nuestra realidad. Triste, pero realidad la fin. 






























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