Suenan pitos y matracas, bombos y platillos. Gritos,
cánticos, silbidos. Vuelan papelitos y se alzan las banderas. Los alrededores
del campo explotan. Es la hinchada. Ferviente. Que alienta a su cuadro, a sus
ídolos, a los colores de ése escudo que lleva en el corazón (y a la izquierda
de la camiseta), en el brazo, tatuado. En el alma. Vaya pésimo o de maravilla,
delante o detrás en la tabla de puntajes del torneo, el hincha está. Siempre.
Alentando. Y en el mismísimo instante que todo hincha espera, ese momento
máximo –al decir de Galeano, “el orgasmo del fútbol”* – todos claman con fervor
y sacan fuerzas desde donde no las tienen para ese grito de Gol que les deja el
pecho hinchado y la garganta ardiendo a todo fuego. El autor del gol: Un crak. Lo idolatran aunque algunos maldigan
su juego y aun su personalidad. Lo mismo da quién es ese cuerpo que viste la
camiseta, y mañana, seguro, será parte del rival, por más palos verdes. “Pasála,
pateála, pegále”, suelta rabioso si el jugador anda en un mal día o la suerte
lo abandona. A veces, es cuestión de suerte. Lo mismo da. El hincha exige. Putea
furiosamente si el futbolista es pata dura, si se la pasan por los caños, si
erra el penal (y se agarra la cabeza), si la bola rebota en el horizontal o el
travesaño, si roza la red, si el tiro salió mal. Es un juego, pero en la cancha
nada de eso se permite. Es la humillación al hincha, a su garra, a su devoción,
a la pasión y el fanatismo por los colores que simbolizan aquello que no es,
tan sólo, cuestión de camiseta. Es puro sentimiento.
Nacional - Real
Atlético Madrid. Estadio Centenario. 4 de agosto, 2013.
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Nacional-Wanders. Parque Central. 27 de setiembre, 2014.
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Nacional-Racing. Parque Central. 12 octubre, 2014.
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Nacional-Rentistas. Parque Central. 19 octubre, 2014.
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Nacional-Miramar Misiones. Parque Central.
10 de mayo, 2014.
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La excusa perfecta. El Club Nacional de Fútbol cumple, hoy, 116 años. El
Bolso me acompañó siempre. Desde muy pequeña. Las lágrimas de emoción de mi
viejo cuando salíamos campeón, las caravanas, las calenturas de mis hermanos
cuando la victoria no era nuestra y también sus emociones. La primera vez que
pise el Estadio Centenario era ya bastante grande. Me conmovió ver tanto
fanatismo, tanta pasión, tanta garra. Y tanta exigencia del hincha cuando la
victoria no era tricolor. Estas imágenes y el texto, forman parte
del fotorerportaje que publiqué, por primera vez, en la Lento N°26 (la revista de la diaria) y que acompañan las notas del
académico Pierre Arrighi, los periodistas Ricardo Piñeyrúa y Martín Tincho Rodríguez y la socióloga
Magdalena Aguiar. Todos opinan y esbozan sobre la vieja problemática de la
violencia en el fútbol, un tema que, recién ahora, se pretende legislar. Así lo
manifestó Tabaré Vázquez en su discurso presidencial el 1 de marzo. Habrá que
ver, si como el hincha, el presidente tiene bien puesta la camiseta.
* Eduardo
Galeano. El fútbol a sol y sombra.
Ediciones del Chanchito. Montevideo, 1995.
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