lunes, 18 de mayo de 2015

Recordando a Mario

Seis años pasaron ya. Aquel domingo, 17 de mayo de 2009, prendí el televisor con pocas ganas. Lo recuerdo. Los informativos anunciaba la muerte de Mario Benedetti.  No era mi santo devoción, pero la noticia me impactó. Como a miles de uruguayos. Ahora, suele sucederme que al ver algunas de mis fotografías, sus poemas me asaltan sorpresivamente como una canción cuando se nos pega y la tarareamos por un buen rato. 


"No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos.

(…)

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico siempre ha tenido
una agradable propensión a los sueños
a que los insectos suban por las piernas
y la melancolía baje por los brazos
hasta que uno cierra los puños y la atrapa.
Después de todo el secreto es mirar hacia arriba
y ver cómo las nubes se disputan las copas
y ver cómo los nidos se disputan los pájaros.

(...)

Jardín Botánico. Marzo, 2009.

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
que sólo despierta con la lluvia.
Ahora la última nube a resuelto quedarse
y nos está mojando como alegres mendigos.
El secreto está en correr con precauciones
a fin de no matar ningún escarabajo
y no pisar los hongos que aprovechan
para nadar desesperadamente.

(…)

No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.
Ustedes pueden irse.
Yo me quedo".

Mario Benedetti


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