Gritos y risas por doquier. Se
entremezclan. Hasta el gusano loco sonríe. La rueda gigante gira, gira y gira.
Desde arriba se ve el sol esconderse detrás de los edificios, todo es pequeñito
menos lo infinito del mar. Todo una maravilla para los más chiquitos. Las
calesitas giran una y otra vez, los autitos chocadores se sacan chispas. La
felicidad brota en en ese mundo mágico aunque mecánico. Es el Parque de Rodó
que revive los fines de semana y en vacaciones.
Parque Rodó. Abril, 2010.
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