La
idea: Estar, aplaudir y tomar una, dos, tres como lo hubiera hecho él. Con un
whisky, una cerveza o mejor un gin tonic
con limón, la bebida más exquisita a su paladar. Es que ayer Marcelo Jelen cumpliría
51 años si a su corazón no le hubiera dado por dejar de funcionar el 24 de
julio de 2014.
Marcelo
fue periodista, de esos que no tenía empacho por decir lo que pensaba. De hecho
criticó su profesión. El periodismo, decía,
es, “apenas —y nada menos que— periodismo. Ningún periodista puede
contar-las-cosas-tal-como-pasan. Eso es imposible. A lo sumo, puede contarlas
tal como se ve que pasan. Se aproxima, pero siempre quedará lejos”. Porque todo
"se puede decir en cientos de formas diferentes”. Y sí. Los medios de
comunicación, o mejor dicho quienes los manejan, seleccionan qué contar, cómo
contarlo y qué información omitir. Muestran
su realidad. Por eso, Marcelo porfiaba con que los periodistas han hecho un
oficio de traficar con la realidad. Todo “depende del oculista que recete los
cristales”, decía en su libro “Traficantes de la realidad”. Sus columnas de la diaria hacían reflexionar y cuestionaban todo. El
sistema, lo políticamente correcto, lo bien visto por la gran mayoría de la sociedad.
Podían gustar mucho o directamente, nada. Yo era de esas que siempre esperaba
su columna.
Y
ayer algunos de sus amigos, compañeros y colegas, brindaron por él, lo
recordaron. Y lo vieron nuevamente en la imagen que Iván [Franco] captó el 16
de octubre de 2010 en el Pilsen Rock realizado por primera vez en la Rural del
Prado. Y allí quedó la fotografía, en el Bar Girasoles, como para que cuando
sus amigos vayan no olviden tomarse una por él. Y hacer chin chin.
Bar Girasoles, julio 2015. Foto de M.Jelen (cuadro): Iván
Franco.
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