Restaurante del Mercado del
Puerto. Ciudad Vieja, Marzo 2011.
|
Los tambores suenan. Les dan la
bienvenida a miles de turistas que desembarcan de inmensos cruceros. El barrio
histórico los recibe de brazos abiertos. Artesanos, vendedores ambulantes, caricaturistas
y músicos aprovechan la bolada para sacar provecho. Hasta el lustra botas saca
sus buenos vintenes. Y los zombies
que deambulan con tanta pasta base encima. Las peatonales Yacaré, Pérez
Castellano y (parte de) Piedras seducen a los extranjeros con tanta historia en
sus adoquines. Se cruzan y se encuentran en la fuente de agua que recorre el
mundo: Es una de las fotos típicas del recuerdo montevideano, de la Ciudad
Vieja. Los puestos de frutas y verduras, también son registrados por gringos,
brasileños, tanos, franchutes, y cuanto europeo despega en estos suelos de antiguas
batallas orientales. Los verduleros también. Todo es observado con admiración
en el país del Pepe Mujica. Esta señora
–coreana, japonesa, china- lo mismo da (todos son casi lo mismo) se hipnotiza
frente a una pareja que demuestra cuán uruguayo es el tango. Es un sábado de
verano. Pasado el mediodía. Cuando el Mercado del Puerto se desbunda y los
visitantes hacen cola esperando una mesa mientras los del barrio los miramos
desde afuera porque nuestros bolsillos no están capacitados para saborear esas
parrillas, que bien conocemos. Salvo los compatriotas de la otra punta de la
ciudad, los de la zona costera. Mientras,
borocotó borocotó chá chá retumban los tambores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario