Fiesta
de Iemnajá. Playa Ramírez.
2 de febrero de 2011. Matías* iba de la mano con su novia, caminando por la rambla. Un auto pasó velozmente. En
un santiamén se lo llevó puesto. Rosa*, su mamá, es católica desde siempre, pero
no de las devotas rabiosas que asiste a misa todos los domingos. Lo suyo es más bien espiritual y místico. “En
ti voy a creer”, le dijo a la Virgen María, poniéndole a su único hijo en sus
manos. Pasaron meses. Matías ya no corría peligro. Desde ese año y cada 2 de
febrero, Rosa le lleva ofrendas a la diosa del mar, porque “fue gracias a ella”, me dice
secándose un lagrimón, que su hijo contó
el cuento. Todo es cuestión de fe. Mismísima fe.
*Los nombres son ficticios.
Viqui, tremendas fotos! Te felicito!!! 👏👏👏
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